Se ha matado Oscar Taveras, con él se llevo la vida de su joven
novia, a gran velocidad, sin la debida protección, cuan film Rápidos y
Furiosos a lo República Dominicana.
Ya van diez peloteros que
mueren en este tipo de accidentes, casi todos a gran velocidad, de forma
irresponsable, sin tener la debida responsabilidad no solo con ellos
mismos sino con sus posibles víctimas.
Hoy lloramos al
deportista, y nuestras mentes no logran percibir que pudo haber
provocado la muerte de cualquiera de nosotros por su manejo
irresponsable, que tantas vidas inocentes han cegado todos los años en
el país.
La Avenida Lincon, la Avenida Luperón, La
Avenida Jacobo Magluta, y todas las autopistas del país son lugares
donde los automovilistas y motoristas arrecian las potencias de sus
vehículos y motociciletas colocando las vidas de los inocentes en un
hilo.
Muy pocos vehículos transitan a la velocidad
requerida en las carreteras de la República Dominicana, es usual, es
normal, ir a excesos de velocidad sin que ninguna autoridad tome cartas
en el asunto.
De la muerte de Oscar Taveras tiene culpa
él por su manejo altamente irresponsable poniendo en riesgo nuestras
vidas, pero tenemos también culpa nosotros por no exigir a las
autoridades la debida educación vial a su población y la sanción a
tiempo a los que conducen como misiles dispuestos a arrancar vidas.
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